domingo, 4 de abril de 2010

Los colores se sobreponen en el horizonte, ¿quedarán cosas por hacer?
La Luna se alza, una cuna para arrullar, envuelta en llamas de plata, en fuego eterno que sólo brinda luz.
Ilmarinen forjó las estrellas en la bóveda del cielo, ellas resplandecen, se abren en la noche y muestran sus colores.
Pomposa en su simpleza me parece la naturaleza, a veces, cuando la veo muy de cerca.
Las hojas caen al suelo y se marchitan después de un tiempo, obtienen un nuevo color, una nueva textura. Esas hojas me recuerdan que un día también yo moriré.

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