lunes, 5 de abril de 2010

A veces

De vez en cuando me gustaría ser tu cuento de hadas; tu sirena de cola aguamarina y cabello púrpura. Bajo el mar todos los seres son vulnerables menos los acuáticos mientras los terrestres junto a ellos les gustaría retozar.
A veces quisiera ser los ojos grises que te hagan temblar de frío, el espejo insondable de tu arrogancia. Ser la escultura que creaste y amaste, mi vida, un regalo de los dioses para ti.
O ser tu sueño inalcanzable, de dulces aromas frutales, ser los azules del amar, ser el color del ébano o del carbón. Ser la piedra turquesa de tus ojos.

No soy nada de eso.
Ni tu arrogante reflejo del rostro afilado enmarcado por largos cabellos negros. Ni tu intelecto privilegiado y futurista. No soy tu sueño ni nada tuyo, sólo una simple mortal. No puedo hacer nada para cambiar mi condición de criatura humana y por esa razón carezco de tu atención.

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